jueves, 20 de agosto de 2015

El Carpe,con virtudes protectoras de este árbol


Érase una vez un árbol con un encanto que embrujaba. Hasta tal punto que, en el transcurso del tiempo, a fuerza de sentarse, tumbarse o soñar al pie de su tronco, hemos acabado creyendo estar bajo su hechizo; puesto que, desde siempre, el carpe se asoció a los hechizos de los magos, hechiceros y chamanes, que utilizaban sus ramas para fabricar las varitas mágicas con las que pronunciaban sus encantamientos para efectos saludables, casi siempre para romper los maleficios lanzados por seres de dudosas intenciones. Así era cómo se rompía el hechizo. A menudo, dichas fórmulas estaban grabadas en las varitas, y acabaron llamándose también encantamientos.

El carpe es de la familia de las betuláceas, por lo que está emparentado con el abedul, sus flores son femeninas y aparecen en racimos rojos.


Los celtas, que apreciaban las virtudes protectoras de este árbol, lo utilizaban para construir defensas contra sus eventuales enemigos. De manera que le atribuyeron la cualidad de lealtad, ya que la eficacia y la solidez de las estacas de los carpes, colocados en fila y muy juntos alrededor de las ciudades fortificadas, nunca les decepcionaban.

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